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El dulce veneno de la infidelidad

Pro 5:15 Bebe el agua de tu misma cisterna, Y los raudales de tu propio pozo.
Pro 5:16 ¿Se derramarán tus fuentes por las calles, Y tus corrientes de aguas por las plazas?
Pro 5:17 Sean para ti solo, Y no para los extraños contigo.
Pro 5:18 Sea bendito tu manantial, Y alégrate con la mujer de tu juventud,

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He escuchado muchas historias de personas que estaban casadas y que se enamoraron de alguien en sus trabajos, de uno de sus amigos o incluso en sus Iglesias. No estoy hablando de inconversos, sino de “cristianos” que eligieron enamorarse de una persona extraña.

Hijos o hijas de Dios que comenzaron a elegir con sus sentimientos y no con la razón, ni la biblia. Personas que callaron al Espíritu Santo, para seguir sus propios deseos (concupiscencias) y sentimientos. Sin considerar las consecuencias.

Al tratar de hablar con alguien que ya tomó esta decisión, es muy difícil hacerlos entrar en razón, ya que su entendimiento se ha entenebrecido o ha adquirido callosidades.

Cuan peligroso es entrar en este juego que promete satisfacción, felicidad y llenar los vacíos que creemos tener en nuestro matrimonio, pero que oculta la amarga realidad de las consecuencias de familias destrozadas, abandono de hijos, perdida de confianza y muchas otras cosas.

¿Cuánta garantía hay en quebrar algo que Dios bendice (el matrimonio), y aventurarme por algo que Dios aborrece, (adulterio). ¿ Y no estoy hablando solo del adulterio sexual, sino el emocional, que nos lleva hasta el otro adulterio.

Puede llegar a ser tanto el desvío, que hasta adulteramos espiritualmente, porque inventamos un dios, que si está de acuerdo con mis “necesidades” y que comprende mi desdicha. Eso es blasfemia, porque estamos creando un dios a nuestra conveniencia, que nos permite vivir en pecado, sin importar lo que suceda.

¿Cuánto tiempo tiene que pasar, hasta que nos sintamos atraídos por alguien fuera de nuestro matrimonio y le consideremos digno de entregar nuestras emociones, vida, pensamientos y aun cuerpos?

El tiempo que le demos al diablo de convencernos de que todo va a estar bien.

¿Realmente vale la pena? Obvio que para alguien que ya dejó de ver su matrimonio como una bendición de Dios y comenzó a verlo como un peso, o algo que lo tiene atado y que no le permite disfrutar de la vida, si vale la pena. Porque está buscando satisfacer lo que no puede encontrar o no quiere encontrar. Ya han reemplazado, la realidad del pecado, por una realidad virtual, que los tiene segados. Viven en sus mentiras, tratando de justificar sus acciones y desconformidades.

Muchas personas que decidieron hacer esto, ahora son las personas más infelices que he podido ver, y aunque muestran estar bien, la biblia dice que su afrenta o vergüenza nunca será borrada.

No consideraron que la otra persona también tiene defectos y es posible que aun más que el o la conjugue. Que con la relación que estaban llevando a cabo, solo estaban satisfaciendo un deseo de la carne, pero no el complemento que el matrimonio da.

Ahora bien, cuando las cosas van mal en el matrimonio, no es el fin de la historia. Hay muchísimos caminos para tomar, fuera del adulterio o el divorcio. Si realmente quieren cambiar la situación, se debe buscar ayuda, aunque avergüence o incomode el hecho de que se fracasó en algún punto de la relación, nadie es perfecto o exento de errores y fracasos.

Creo que es mejor tratar de arreglar algo que ya tienes y que sabes cómo funciona, que tratar de comenzar algo nuevo, que no tienes los manuales, ni las garantías si se llega a romper.

Eso es la aventura del adulterio. Tal vez es excitante al comienzo, como cualquier juguete nuevo, que se compra en una feria de cosas muy baratas hechas en China. Pero que no tienen ni un manual o garantía. Es tan barato que si se rompe, solo puedes comprar otro y el viejo lo botas a la basura. Esa es la garantía que adquieren las personas que deciden jugar fuera del matrimonio, que en cualquier momento, cuando ya no sea divertido o excitante, te van a botar a la basura y buscarán un juguete nuevo.